"Los XV años de pueblo"

Serè sincero: He de confesar que nunca he estado en unos XV años de ninùn pueblo de Yucatàn, pero sin embargo, una vez tuve la oportunidad  de asistir (hace ya algunos años) a una boda de pueblo: en Uayalkè, comisaria de Abalà, cuando se casò Ismael, el hijo de doña Zenaida.

Fuè una boda de pueblo en todo el sentido de la palabra; por que como suele suceder en estos casos, son propio las clases màs humildes las que se demustran ser las màs generosas a la hora de brindar y compartir lo poco que tienen.. Aquella boda se llevò a cabo en el casco de una ex-hacienda henequenera abandonada, pero que fuè limpiada, chapeada y deshierbada para la ocaciòn. Era una hacienda bellisima, rica de gusto y decoraciòn en sus fachadas y exteriores (parecìa casi europea!!) y se veìa que fuè muy rica y opulenta  en los años de oro del oro verde...si no me equivoco pertenciò a la familia Peon de Regil, sendos hacendados de aquellos tiempos.

La imagen màs simbolica de aquella fiesta fuè cuando, encontrandome yo fumando un cigarro en el patio central del  casco de la hacienda, vì a lo lejos, hacia el horizonte del caluroso mediodia, casi como un espejismo, una fila de mestizas todas con su terno bonito, que en fila india venìan del pueblo hacia la hacienda, llevando en sus cabezas cubetas de plastica coloradas llenas de presentes y de ricos manjares para los novios. Eran divinas; y me recordaron una escena de la pelicula de Felini "Amarcord", quando un sultàn llegò al Grand Hotel de Rimini, acompañado de sus harem de odaliscas que lo seguìan graciosas y risueñas detràs de el en fila india.